La reflexión de hoy creemos que es uno de los mejores consejos a la hora de encarar cualquier proyecto, pero más en un entorno que evoluciona a una altísima velocidad como lo es el de la tecnología móvil. Vivimos en una época en la que muchas veces la inmediatez es el único guión de nuestras acciones, y al final acabamos siendo atropellados por errores estratégicos que era muy fácil haber previsto. Esto, que a priori parece muy sencillo de controlar, lo cierto es que se vuelve muy complicado en cuanto entras en la vorágine de programación-promoción-resolución de errores-nuevas versiones-búsqueda de acuerdos…
Así que se impone el hacer los deberes al principio. Análisis pormenorizado y cuestionar tu app (producto) hasta el momento en que tengas claro el camino a seguir. En ese momento, debes seguir una línea coherente y, a poder ser, minimalista. Es posible que se te ocurran un par de ideas al día mientras desarrollas tu app, pero no es menos cierto que si vas introduciendo cambios sobre la marcha, acabarás haciendo una app de muy mala calidad. El porqué es muy sencillo, estarás dejando de lado el análisis para centrarte en las ocurrencias del millón de dólares, olvidándote de la usabilidad y de poner al usuario/cliente en el centro del proceso. Así comienza el declive de una app. Ejemplos tenemos para aburrir, así que vamos a tratar de buscar soluciones.
La versión 1.0 de una app no debe contener un sinfín de opciones que el usuario no sabe cómo utilizar y que ni tú mismo te has parado a explicar. En lugar de hacer un esfuerzo extra en el desarrollo, ¿por qué no te quedas con la funcionalidad básica y ese mismo tiempo y dinero lo empleas en comunicación y promoción?
Una buena primera experiencia. Muchísimas veces, prácticamente todas, desarrollamos apps con funcionalidades estupendas una vez tengamos miles de usuarios. Pero, ¿te has planteado lo difícil que es reunir a esos miles de usuarios en torno a tu app? ¿Cómo es su primera experiencia dentro de tu app? ¿Atrae al usuario o lo empuja a salir de allí para no volver jamás? Esta es una de las partes más complejas de una app y en la que muy pocos se centran. Desarrolla un buen tutorial, atractivo y que nadie se salga de tu app por no saber cómo se utiliza. ¿Cuántas veces has cerrado una aplicación porque no entendías su funcionamiento? Si te has visto en este caso, que seguro que sí, ¿por qué haces lo mismo?
Hablemos del proceso de Onboarding, así es como se le llama en inglés al proceso de entrada a la app por primera vez. El mejor ejemplo que os puedo poner es la app de La Lanzadera de Atrápalo, que desarrollamos nosotros para el gigante online de viajes. Si os descargáis la app, veréis que la primera vez que la usas, de una manera muy fácil, te ayuda a tener una primera experiencia satisfactoria. Y en unos pocos clicks, el usuario habrá realizado su primera búsqueda ayudado por la app y a partir de ese momento, podrá recibir notificaciones si su destino baja de precio (algo que supone un gran valor añadido para el usuario) y la curva de aprendizaje del usuario será prácticamente nula, ya que en el primer uso de la app, ya habrá aprendido a utilizarla para siempre. Desde nuestro punto de vista, este es un buen ejemplo de cómo encarar el proceso de onboarding de una app.
Pero como este proceso es un poco más complejo que el de crear un tutorial, mucha gente se decide por este último método para explicar a los usuarios cómo se usa la app. No está mal, y es mejor que nada, pero sin duda hay aplicaciones que requieren un mayor esfuerzo a la hora de explicar el funcionamiento a los usuarios. Aquí os dejamos algunas imágenes tomadas de nuestra app Splyce en las que explicamos cómo funciona la app:
Sin duda es muy atractivo visualmente, pero aún así, para muchas apps, es necesario enseñar al usuario a utilizarla como hemos hecho en La Lanzadera de Atrápalo. El riesgo de no prestar atención a este proceso de onboarding suele acabar en una barrera de entrada para los usuarios que acaban por abandonar nuestra app en el mismo momento en que no ven claro qué tienen que hacer cuando están dentro de ella. Gráficamente sería algo como esta puerta a media altura…
Ya sabemos que tú sabes manejar muy bien tu propia app, ¡faltaría más! Pero ¿alguna vez te has parado a pensar cómo se manejan los usuarios? Haz pruebas con gente que no domine en exceso las nuevas tecnologías y ponlos delante de tu app, no digas nada y fíjate bien en lo que hacen, en qué apartados se atascan, esto te ahorrará muchos quebraderos de cabeza, horas de desarrollo innecesario y muchísimas horas de soporte a los usuarios explicando funcionalidades de tu aplicación.
Sería muy aconsejable grabar vídeos del funcionamiento, tutoriales, colgar fotos, en definitiva, aportar información de interés para el usuario, es la mejor forma de retenerlo. Si ahorras tiempo, lo dedicarás a nuevas funcionalidades de tu app, que si planteas bien te darán más usuarios y más fieles, lo cual en último término se convierte en dinero. Parece muy sencillo así escrito, pero es un fallo que todos cometemos por no hacer los deberes a tiempo. La improvisación no les gusta nada a los usuarios. Ellos prefieren usabilidad y fiabilidad. Qué aburridos, dirán algunos. Pero así son ellos… es más, son implacables a la hora de borrar una app o darle una valoración negativa porque la app no responde como ellos esperaban.
Para los que quieren pensar en números, que hagan cuentas de lo difícil y costoso que es adquirir usuarios en una aplicación móvil, como para perderlos durante el primer uso de su app. Eso cuesta un dineral. Hemos entrado en la etapa de la retención, eso es lo más complicado. Convertir a alguien que visita tu app en un usuario habitual. Para ello, la app ha de ofrecerle un valor único/diferencial al usuario para que quiera volver y la usabilidad debe ser maravillosa. De lo contrario, nos encontraremos con que los usuarios no duran y nuestro modelo de negocio se esfumará.
Este tema del onboarding da para un buen post en exclusiva, hablando de buenas y malas prácticas, así que nos ponemos a trabajar para traéroslo al blog.
Todos queremos hacer demasiadas cosas con la sensación de que nuestra app debe tener cuantas más opciones mejor. Como siempre, nos olvidamos de las lecciones de los grandes maestros modernos que han triunfado con sus productos. ¿Hasta cuándo?