Hace escasos 10 días, se celebró en Barcelona el Future Music Forum, en un marco espectacular como es la remozada “Antiga Fábrica” de Damm. Cerveza y música, siempre de la mano… El tema a tratar era el futuro de la música, en clave absolutamente internacional y con ponentes del máximo nivel: Spotify, Rdio, Orange, Bandapp y….. por supuesto, Inqbarna.
Os ponemos en situación: un foro de 2 días, hablando del futuro de la música, en la Fábrica Damm de Barcelona. Pues no podíamos faltar. Fuimos invitados como una de las startups que exponían en el Pecha Kucha y además, Nacho, nuestro CEO moderaba un panel sobre el futuro de la música en el ámbito móvil.
Si empezamos por nuestras sensaciones, como cada vez que acudimos a algún tipo de actos, utilizamos una potente herramienta de auto-defensa que consiste en rebajar al máximo las expectativas. ¿A qué vamos allí? ¿Tendrá visibilidad nuestro trabajo? ¿Estarán preparados para la velocidad del mundo “mobile” o realmente nos encontraremos con representantes de la antigua industria musical? Nosotros lo tenemos muy claro, vamos a hablar de nuestro libro y a hacer networking, esto es, hablar con los servicios de música en streaming y tratar de llegar a acuerdos con ellos para promocionar nuestras apps.
Empieza el show, presentaciones, resumen de lo que nos espera en esos dos días y buen rollo dominando en el escenario. Por lo menos, es un buen sitio para estar. Así que no está todo perdido. Nos ponemos cómodos, sacamos los ordenadores y si las ponencias no son todo lo buenas que nos gustaría (o están fuera de nuestro radio de acción), pues nos ponemos a trabajar que bastantes cosas tenemos en el tintero…
Los formatos rápidos (de 15-20 minutos) con 3 personas en el escenario y un moderador, no nos suelen gustar. El porqué es muy sencillo, cada uno quiere “hablar de su libro” y si no meten la cuña de su último producto, lo que suelen hacer es contestar con vaguedades. Parte de la solución la suelen tener los moderadores, pero es que su papel es muy complicado y si no son muy expertos o muy incisivos, no suelen sacarle partido a los ponentes. A nosotros nos gusta que la gente se abra, que aporte datos, que digan datos de sus empresas, experiencias propias, fallos cometidos, no que hay que tratar bien a los clientes y estar atentos a los cambios del mercado. Eso ya lo sabemos, aunque haya mucha gente que lo olvida o no lo aplica en sus empresas. Pero no es nada nuevo ni mucho menos algo que sólo le podamos oír a esa persona. Nos gusta nutrirnos de la experiencia de los demás, porque cada empresa o emprendedor, pasa por ciertas situaciones que sí te pueden ayudar en el futuro.
Y de este modo, la primera mañana transcurría sin grandes novedades. Algunos exponían datos, pero poco había de futuro en aquellas primeras horas. Más bien, se hablaba del momento actual, y de lo diferente que es el panorama de hoy día respecto al de hace 10 años en el ámbito musical.
Pero de vez en cuando te llevas gratas sorpresas. Así que en un panel con varias empresas americanas, una artista (así se definía ella) que estaba entre el público se levantó para preguntar “¿y cómo nos podemos ganar la vida los músicos que estamos empezando en este mundillo?” Podían pasar dos cosas, respuesta evasiva o tratar de enfangarse. Por suerte ocurrió lo segundo, y en ese momento, se puede decir que empezó el FUTURE del Music Forum, porque empezaron a dar las claves para poder tener futuro en el mundo de la música, y en eso estamos muy interesados en Inqbarna. Es curioso como lo primero que dijo Scott Cohen fue que ya nos podíamos empezar a olvidar de vender unidades de música. ¡Eso es el pasado! Por fin alguien que rompe con el pasado y que es capaz de ver que el futuro no es el presente con esteroides, sino que es otra cosa distinta. La música ya no se venderá por unidades, sino en paquetes conjuntos como los nuevos servicios de streaming. Pero tendrás toda la información al instante del uso de tu música, de tus usuarios, de sus preferencias musicales, etc. Y ahí es donde entra el músico, que cada vez más es un empresario. No lo tiene por qué hacer todo él, pero sí debe tener a alguien que se lo haga. Y en los duros principios, ya se sabe… ¡toca pringar!
Ahondando en esta misma cuestión, dijo que los grupos ya no pueden hacer música y esperar a que venga la audiencia. Ahora son los propios grupos los que tienen que ir a buscar a su público, y para ello tienen un montón de herramientas en las redes sociales y demás plataformas online. Así que el trabajo de un artista/grupo, ya no es sólo hacer música, sino que debe saber comunicarse y llegar a su público. Nos gusta, porque vemos que va por buen camino. Al fin y al cabo, los artistas más seguidos en las redes sociales son los que más entradas venden para sus conciertos (aunque algunos ven la ecuación en sentido contrario…)
Pero no todo iba a quedar aquí. A la hora de hacer negocio, en el Future Music Forum proponían otras 2 ideas que están funcionando muy bien. Una es una opción clásica: merchandising. En vista de que las ventas de música directamente han bajado, puedes centrarte en ofrecer algo distinto a través del merchandising. Y las opciones son infinitas, así que no te ciñas a las típicas camisetas y chapas, busca algo diferente. La otra opción, que nos encantó fue la búsqueda de la experiencia personal. Ya hay bandas (pequeñas y grandes) que dejan que algunos fans los acompañen a un concierto desde las horas previas y que vivan y sientan la emoción de un día de gira con su banda preferida. Estos fans están muy dispuestos a dejarse un buen dinero por pasar un día con su banda preferida. Así que hay que ofrecer experiencias, en lugar de vender unidades. A los que sois amantes de la publicidad y el marketing, es básicamente lo mismo que se lleva en estos ámbitos hoy en día: marketing experiencial. Hay que vender sentimientos, encender pasiones y no ofrecer un producto enumerando sus características, porque eso ya está completamente pasado de moda.
Un dato sobre el que varios ponentes redundaron, es que el gasto medio anual de un usuario en música ha aumentado significativamente. Antes, el que compraba música en formato físico, se gastaba de media 50 €/año, en estos momentos, los usuarios se suscriben a servicios de música en streaming por 120 €/año, a lo que hay que añadir las demás formas de consumir música. Así que, como bien expusieron, hay más tarta que nunca, pero hay que pelear mucho para poder llevarte un trozo a casa. Pues en esas estamos… 😉